31 octubre 2024
El documento votado hoy por el Sínodo es la etapa de un camino que comenzó con el Concilio Vaticano II y que continúa y exige ser vivido concretamente en todos los niveles de las Iglesias. Es la conciencia de que la sinodalidad representa el modo de vivir y dar testimonio de la comunión. La Iglesia no es una sociedad ni un partido, los obispos no son los "prefectos" de Roma, los laicos no son meros ejecutores de las decisiones y directivas clericales. La Iglesia es un pueblo. El pueblo de Dios, que camina unido: su razón de existir no consiste en la gestión de estructuras, burocracias o poderes. Ni siquiera se trata de conquistar y defender el propio espacio en el mundo. Su única razón de ser es hacer posible el encuentro con Cristo hoy, en cada lugar donde las mujeres y ...
Este contenido está reservado para suscriptores
Estimado lector:
el acceso a todas las ediciones de L’Osservatore Romano está reservado para los suscriptores.
el acceso a todas las ediciones de L’Osservatore Romano está reservado para los suscriptores.